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Para que el interior de nuestra casa no pierda calor en los meses de invierno, es importante revisar los perfiles, cristales y el cajón de la persiana. Con estos básicos consejos sabremos cómo aislar las ventanas del frío.

Lo principal para lograr un óptimo aislamiento de las ventanas es que éstas sean de buena calidad. Si queremos mejorar su capacidad aislante sin sustituirlas por otras, debemos prestar atención a las persianas y colocar burletes.

Aislar las ventanas del frío con una buena persiana

La persiana es un complemento importante, ya que refuerza el aislamiento térmico y acústico. Si elegimos un modelo de buena calidad, evitaremos pérdidas y ahorraremos en la factura mensual.

Debemos fijarnos en el material de las lamas y el cajón. El PVC proporciona un buen aislamiento y su coste es reducido. El aluminio con espuma de poliuretano garantiza mayor aislamiento térmico, acústico y seguridad ante robos. Las persianas de lamas de aluminio autoblocante aumentan la seguridad de la vivienda al evitar el apalancamiento, aunque su poder aislante es menor.

El cajón de las persianas

Es uno de los puntos con más posibilidades de causar pérdidas en el aislamiento. En este caso, dependiendo del modelo y tamaño de cajón, podemos buscar un tipo de aislante que se adapte a la medida del hueco sin entorpecer el correcto funcionamiento de la persiana.

El cajón puede ser de aluminio, lo que le confiere rigidez pero menor aislamiento térmico y acústico, o de PVC, con mejores prestaciones. Existen cajones con aislante reforzado, que se pueden utilizar en ambos casos.

El espesor del aislamiento es un factor determinante. Por eso, es muy recomendable calcular previamente el máximo espesor disponible para la instalación del aislante con la persiana totalmente enrollada. Podemos instalar un aislamiento específico en función de la problemática: pérdida de calor, térmica, o ruidos exteriores, acústica.

Si ya contamos con buenos cerramientos pero comprobamos que el cajón de la persiana no está bien aislado, podemos utilizar un aislante en espuma o rollo para protegerlo. La solución más común es la instalación de láminas de aislamiento reflexivo. Existen también pequeñas soluciones ya adaptadas para esta problemática, como la espuma autoadhesiva para persianas. En todos los casos, la fijación será mediante grapas o adhesivos.

Unas ventanas con buen aislamiento térmico reducirán considerablemente nuestro consumo de la calefacción en invierno y del aire acondicionado en verano.